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Mercuriales

Hoy les cuento de uno de los descubrimientos del año, aunque siendo sincero, desde el 2022 que sabía de ellos, pero ahora es el momento de hablar de ellos.

Mercuriales es una banda de Córdoba formada en 2019 que propone un viaje musical fusionando sonidos sintéticos con beats y cuerdas donde coexisten géneros diversos como rock, trap, hip-hop, y dream pop.

Iniciado por Fer Mich y Yuls Átomos, el proyecto se expandió a formato banda con la incorporación de Vicky Gigena en el bajo, Iñaki Etchegaray en guitarra lead, Violet Assai en el acordeón y el teclado y Emi Bergliaffa en percusión en el año 2021.

Sus letras proponen re-pensar y re-pensarse en situaciones del cotidiano, el barrio, las amistades, ondulando entre lo arduo y la liviandad del transitar.

Esta descripción, tomada textualmente de su perfil de Spotify es la forma más concisa de presentar a Mercuriales. Pero si me permites extenderme, es mucho más que lo que aquellos párrafos pueden expresar respecto a la banda.

Nunca en lo personal, he sido muy cercano al mundo musical argentino, más que nada, porque no he conectado con ella como otros muchos lo han hecho, a través de Gustavo Cerati, Charly García, Vicentico, Fidel Nadal o el Bahiano, pero siempre he tenido una admiración por artistas específicos, que como menciono, quizás no forman parte de mi playlist diario, siempre están presentes por una canción específica.

Y tal es el caso de Mercuriales. Llegué a conocerles por medio de Vicky Gigena, bajista del grupo (*), gracias a intereses en común como colegas en el mundo del diseño gráfico y empezamos a compartir algunas cosas, ella compartía algún extracto de un tema de Mercuriales y yo hacía lo mismo con alguno de los temas que he estado produciendo durante estos años. Hay una amistad cimentada en diseño, YouTube, WhatsApp y música, en especial, estos ritmos funk y hip-hop tan frescos y modernos.

Mercuriales, tal como indican, tienen una mezcla muy fresca que unifica hip-hop, funk, rock y dream pop, con toques de rap y música urbana muy puntuales, todo pasado por una jugera y filtrado, cual buen café, para dar con una propuesta funketa muy rítmica y agradable de escuchar. Muy moderna y de la cual te dan ganas de escuchar y disfrutar mientras paseas en automóvil, en bicicleta o a pie, a través de los colores de la ciudad, las texturas y aromas que puedes encontrar en tu camino. El rimo y melodía acompañan aquellas instancias, tal como me acompañan mientras escribo estas líneas.

Se hace poco el EP que lanzaron en 2022, llamado 24/7… es grosso, como diría un buen argentino, pero sus cinco temas se hacen poco, para la genialidad del sonido del grupo, es injusto, jajaja, pero de lo bueno, poco, dicta el dicho.

Estos cinco temas, expresan más que nada, la cotidianeidad de la vida urbana, el deseo de ir más allá, de disfrutar la vida y crecer también, mostrando la fragilidad de los sentimientos humanos y sus vivencias diarias. También, hay crítica social muy puntual, que le da un toque social moderno y enchufado a la realidad. Hay rapeos breves, pero bien establecidos, una melodía mayoritariamente funk en la forma en que se van concatenando los versos y las armonías vocales, sobretodo en fraseos y onomatopeyas, complementan súper bien el groove general de los temas.

Ya fundió el Plan, tiene una melodía que recuerda varios artistas de funk o R&B norteamericanos, con aquel toque dream-pop de fondo, que permite que apreciar el tema sea una experiencia que permite conectar con los versos cantados.

Frágil, tal como el título, es una canción que tiene un sonido que invita a escuchar desde la primeras notas, destacando la línea de bajo, que posee un sonido atractivo y relajado. La letra de este track es una de las que me gusta de este EP, el sentimiento, los matices, el tiempo, la muerte, esas temáticas que creo que todos hemos sentido en más de una ocasión, hace que el tema sea disfrutable a modo introspectivo pero también, disfrutable, por su instrumentación.

B1C1, fue el primer tema que escuché, gracias a Vicky y ahí enganché con el ritmo y onda de Mercuriales, recordándome a lo mejor de Los Tetas y a la parte más funkera de Chancho en Piedra, pero con un giro urbano rico y moderno.

Bai Bai, el último tema y que le dice bye-bye al álbum, es como indica su nombre, un tema para despedir finalmente a una experiencia que debe quedarse en el pasado, tú le pones el subtítulo: sea un amor, un trabajo, una amistad, una mala experiencia, etc. Tiene una mezcla muy extravagante de ritmos urbanos actuales, que lo hacen pasear entre el dream pop y el trap, tanto el moderno como el clásico.

Cabe destacar también que han sabido no sólamente crear este EP con estos ricos sonidos y ritmos, de forma musical, sino que también ha podido traducir aquel feeling de sus canciones de forma audiovisual, con un video clip que abarca la duración completa del álbum, con distintas tomas, enfoques y ambientación, según la canción del momento.

La cinematografía de estos clips está súper bien lograda, resulta atractiva y es una excelente compañía para las melodías sonoras a las cuales complementan, de forma idónea, al nivel, que me han inspirado para hacer algo similar, aunque no sé si lo haría con la duración del álbum que estoy planificando, porque no sé si tendré ideas visuales para más de una hora de duración, jajaja.

En fin, todos los aplausos son para Mercuriales, porque han sabido trabajar su propuesta de una forma correcta, auditiva, visual y como manifestación de la cultura musical actual que se levanta no solo en Córdoba, sino también en distintas partes a lo largo y ancho de Argentina, no por nada ganaron el premio a artista o banda revelación urbana del año 2023 en los premios Cieya (Cámara de la Industria del Espectáculo y Afines), dando un verdadero salto en su carrera musical.

(*) Al momento de publicar este artículo, Vicky ya me ha contado que no sigue en Mercuriales con el sonido de su bajo. ¿Los motivos? me parecen ciertamente inmaduros, pero sé que para Vicky será una oportunidad no sólo de crecer como la gran diseñadora que es, sino que también tendrá la oportunidad de poner todo el groove de su bajo en un futuro musical que puede ser más que próspero.

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Linger Awhile

Agosto ha sido un mes de cambios y por ello, no he podido realizar publicaciones como lo tengo establecido, pero durante septiembre volverá la normalidad, con artículos que tengo pendientes por compartir.

Hoy te vengo a contar sobre un álbum al que le he dado vueltas algunos días de forma continua: “Linger Awhile” de Samara Joy, publicado en 2022.

Jazz puro, moderno e igualmente clásico. “Linger Awhile” es el segundo álbum de Samara Joy (de 23 años), nativa del Bronx, New York y ganadora del Grammy al mejor nuevo artista y mejor álbum vocal de jazz, en su versión 2023.

En un presente donde lo que más resuena es la música urbana (en sus distintas facetas y estilos) volver un instante a su innegable pasado e influencia, el jazz, en la voz de Samara Joy, es un oasis que tanto melómanos y oyentes ocasionales pueden disfrutar abiertamente.

En el vibrante panorama musical de 2022, este álbum emergió como una joya que atrajo la atención de melómanos y críticos por igual, gracias a su cautivadora voz y una maravillosa expresividad vocal para transmitir emociones a través de su música.

La producción en “Linger Awhile” es de primera categoría, con cada pista que muestra la impecable destreza musical de Joy y los músicos que la acompañan, mayormente los mismos que la acompañaron en su primer LP, artistas que también fueron sus maestros durante su estadía en la Universidad Estatal de New York. Así, Pasquale Grasso, en guitarra y Kenny Washington, en batería, continúan su camino y aventura musical junto con Samara. Se les añaden David Wong, en el contrabajo y Ben Paterson en el piano. De esta forma la mezcla del álbum está equilibrada, permitiendo que la voz de Joy tome el centro del escenario mientras resaltan las complejidades de cada instrumento. Eso y sin considerar que fue producido y editado en un sello histórico en el jazz como lo es Verve Records.

Los medios han elogiado rápidamente “Linger Awhile”, y muchos críticos han destacado el talento de Samara, siendo descrito como “un álbum asombrosamente bueno” y la calidad vocal de Samara, describiéndola como poseedora de “un timbre increíblemente bello”.

En lo personal, no siendo un asiduo oyente de jazz, me ha encantado su propuesta, su sonoridad y el ambiente que logra generar durante la experiencia del álbum completa. Esa ambientación y feeling que sólo el buen jazz logra manifestar, hace que concentrarse en las letras y en la música, permita sentir su contenido, sus ideas y su expresividad.

Es un álbum que fácilmente puedes disfrutar en una noche como las actuales de mi ciudad: lluviosa, un tanto fría, pero acompañado del calor del fuego, de un buen café o mejor aún, de un buen vino en compañía de alguien íntimo y querido, disfrutando de un momento de calidez humana, a través de una rica conversación o bien, de estar en silencio, en sintonía, escuchando cada melodía, armonía y frase expresada por Samara Joy.

Como favorito personal, recomiendo el tema “I’m Confessin’ (That I Love You)”, sobretodo por su parte final, vocal y netamente expresiva, que muestra su talento con creces, a la vez que te sumerges en un sentimiento de apreciación del amor que es rico de escuchar y sentir.

También, “Guess Who I Saw Today” y “Someone to Watch Over Me”, tanto por la calidad de Samara como vocalista y por la increíble calidad de los músicos que la acompañan en esta aventura romántica y disfrutable que es el álbum “Linger Awhile”.

“Linger Awhile” es una escucha obligada para cualquiera que aprecie la buena música y el buen jazz. Samara Joy ha creado un álbum que no solo es musicalmente rico, sino también emocionalmente resonante. Con su estilo y excepcional talento, Samara afianza su lugar como una de las artistas más prometedoras de nuestro tiempo, y “Linger Awhile” es un testimonio de su genio musical.

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Alopecia

WHY? es una de esas bandas que cuando la escuchas por primera vez te parece muy extraña, rara o que no encaja bien con el resto de bandas a las que uno puede estar acostumbrado. Pero que cada vez que continúas escuchándola, vas descubriendo las influencias, la mezcla de estilos, lo diverso de la propuesta. Y a nivel lírico, pues unas letras sinceras, poemas oscuros basados en experiencias (y alucinaciones) personales, a veces, metafóricas, otras veces, muy explícitas.

WHY? partió como el proyecto personal de Yoni Wolf, una suerte de one man band, donde quiso experimentar a mezclar el hip-hop con el rock indie, alejado de las experiencias aggro o metal de Rage Against the Machine, Körn o Limp Bizkit y más cercano a algún sonido o propuesta a la que quizás Chino Moreno podría ser más cercano.

La propuesta funcionó. Creando un sonido único, extraño, diferente. Que supo entremezclar las sonoridades típicas del rap alternativo y el rock indie, multiplicando igualmente sus referentes, tomando cosas de ritmos tan dispares como el folk, el trip-hop, el avant-garde, etc.

Posteriormente, incluyó a Doug McDiarmid, a Matt Meldon y a su hermano, Josiah Wolf, formando y pasando a ser una verdadera banda musical.

Yoni Wolf es un conocido del medio underground, ya que es parte del colectivo Anticon, que de por sí merece ser extendido en un artículo independiente, este conglomerado de artistas reune a Doseone, Jel, Odd Nosdam, Alias, Pedestrian y a Yoni Wolf (anteriormente formaba parte igualmente Sole, pero éste se retiró para pasar a ser totalmente independiente y autosuficiente) Anticon es la expresión del avant-garde hip-hop, el equivalente hip-hop del post-rock, al traer y agrupar, artistas con una visión diferente sobre lo que puede lograrse con el rap, como elemento musical. WHY? es ejemplo directo de esto.

Ingredientes: introspección, historias explícitas de la vida, estilo de vida, hip-hop, indie, rock, folk. Preparación: mezcla todo en una juguera por unos minutos. Resultado: Alopecia, de WHY?.

Establecida esta suerte de introducción, quiero hablarte del álbum que destaco de esta banda, su nombre: Alopecia. Es su segundo álbum, y quizá el más conocido que WHY? posee y a pesar de haber sido publicado en 2008, su sonido y propuesta suena increíblemente actual y moderna. No podría decir que es un álbum que ha envejecido bien, porque literalmente no ha envejecido. Suena fresco, extraño y moderno siempre.

Esta particularidad es generada por los ricos sonidos que forman las canciones presentes en Alopecia. Una mezcla de instrumentación en vivo y programación electrónica, creando una atmósfera única y distintiva. La producción se caracteriza por su enfoque crudo y lo-fi, con una mezcla de sonidos orgánicos y electrónicos que se entrelazan en cada canción. La voz distintiva de Yoni Wolf es otro elemento que define el estilo de Alopecia. Su voz, generalmente con un tono nasal marcado, a veces es suave y melódica, y en otros momentos puede ser rápida y rítmica, adaptándose a las letras y el estado de ánimo de la canción. La forma en que Yoni Wolf entona sus letras es una parte integral de la entrega lírica de WHY?. Al cantar y hacer rap, Yoni Wolf manifiesta en carne y hueso la propuesta que tiene con WHY?, al mezclar de una forma singular el rap y el canto, que en su voz, hace que este experimento tenga sentido.

En cuanto a las letras, Alopecia se destaca por su narrativa introspectiva y lírica poética. Las letras de Yoni Wolf son altamente introspectivas, a menudo explorando temas como la identidad, la muerte, la ansiedad, el amor y la pérdida. Sus letras están llenas de metáforas, juegos de palabras y referencias culturales, lo que las convierte en un aspecto distintivo de la música de WHY?. Muchas de estas letras, al ser introspectivas, narran sucesos y visiones, pensamientos propios de Yoni Wolf en base a sus experiencias, vivencias, romances y deseos.

En general, Alopecia es un álbum audaz y artísticamente arriesgado que combina una variedad de influencias musicales y líricas para crear un sonido único. Su enfoque experimental y líricas introspectivas han hecho de este álbum un trabajo destacado en la discografía de WHY?, quizás por esto es el álbum que más disfruto de la banda, al punto que lo he tomado como referencia al momento de inspirarme y escribir versos para algunas canciones propias.

Si se trata de elegir canciones de este álbum, sin duda alguna, me quedo con dos: Good Friday, con su sonido oscuro y relato sincero y retorcido y Simeon’s Dilemma, con el verso «Stalker’s my whole style / And if I get caught, I’ll / deny, deny, deny» y aquella idea de la letra de ser un stalker y fantasear sobre un amor no correspondido.

Un excelente álbum, que gracias a su propuesta alternativa, concede un larga duración que puede ser disfrutado de principio a fin.

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Hamilton, an American musical

No soy de musicales, es el estilo cinematográfico o de show que menos me atrae, pero debo sacarme el sombrero ante Hamilton, musical creado por Lin-Manuel Miranda.

Si bien, el musical ya tiene sus años es de 2015, su puesta en escena en Broadway y el filme que se hizo de aquella presentación se publicó en Disney+ en 2020, permite que la propuesta mantenga actualidad, convirtiéndose en un suceso y en un clásico instantáneo, que sin lugar a dudas, prevalecerá en el tiempo.

La fluidez, la energía, la emotividad y entrega de cada personaje, de los detalles históricos reales pertinentes a la fundación de los Estados Unidos y cómo es adaptada y contada lo hacen una obra genial, muy redonda.

Mi amor por el hip-hop se satisface al escuchar rimas inteligentes y muy, pero muy bien escritas. No es fácil contar una historia en una canción de tres minutos, y mucho menos aún, hacerlo durante dos horas y cuarenta minutos (o mejor dicho, 46 canciones), con todas las aristas y detalles que se hacen presentes en la biografía de Alexander Hamilton y la historia de Estados Unidos.

Es que lo que hizo Lin-Manuel Miranda es una obra fantástica. Nutrida de fórmulas raperas precisas, bien escritas y con barras y significados bien indicados. Los juegos verbales propios del rap hacen eco en cada track y permiten apreciar y comprender, de una nueva forma, parte de la historia fundacional de Estados Unidos.

Esa historia, recuerdo fue mi primer trabajo de escuela en el que en vez de ser escrito a mano, fue escrito en computador, allá por 1994-95. El borrador manuscrito era largo y muy completo y verlo mecanografiado posteriormente en píxeles, fue algo impresionante, para un niño de 9-10 años, en pleno comienzo del mainstream de la computación hogareña realmente accesible.

Como mencioné, no es fácil escribir rap, doy fe de esto al estar trabajando en mis propias canciones, pero hacerlo en base a la biografía de un personaje tan importante para la historia de un país, contemplando sus contrastes, aciertos, errores y temores, en un formato teatral y musical, que de por sí, te exige una clara pronunciación y proyección, lograr cautivar a una audiencia que a la vez debe ser capaz de comprender cada diálogo, canción y soliloquio de forma de entender la historia presentada, es ciertamente una empresa de mayor envergadura, pero que Lin-Manuel Miranda ha sabido escribir y presentar con creces.

Agrupar en un musical, formato bastante específico, una biografía que abraza al mismo tiempo a gran parte de la historia fundacional de un país como es Estados Unidos y lograr contar los matices de la vida de uno de sus padres fundadores, utilizando el rap como herramienta lírica, es una odisea compleja, pero la cual ha sabido escribir, presentar y ejecutar de manera perfecta Lin-Manuel Miranda con Hamilton, un musical americano.

Adoro cada juego lírico, las fórmulas raperas antes mencionadas, los estilos musicales y hasta letras y artistas directamente referenciados, a modo de homenaje, empleado inteligentemente para contar la historia de los inicios de los Estados Unidos, a través de una de las últimas creaciones estilísticas musicales (y culturales) del país federado.

Escuchar el álbum en Spotify, es ciertamente sólo una parte de la experiencia que entrega Hamilton. Ya que es necesario consumirlo en su totalidad: observando el musical teatral. Es en el escenario donde se obtiene el cien por ciento de la propuesta de Hamilton y donde, notoriamente, se puede apreciar la complejidad de la obra escrita por el puertorriqueño.

Sin lugar a dudas, forma un precedente renovado para los musicales, mezclando un estilo que a pesar de su capacidad lírica es poco utilizado en Broadway. Y también marca una vara alta y nueva como herramienta educativa. Es claro que hay espacio en la obra para libertades creativas, propias de una adaptación de tal calibre, pero establece un claro nivel para revisar con niños y adolescentes y así puedan entender un suceso histórico y parte de la biografía de un padre fundador de una forma histriónica, divertida y que invita a la atención, para no perderse cada detalle contado.

A nivel productivo, Hamilton cuenta con un completo grupo de artistas consagrados y conocidos, tanto del ámbito musical como actoral, partiendo por el mismo Lin-Manuel, quien escribe, protagoniza y produce el musical y cuenta con el apoyo de artistas como Leslie Odom Jr. y su hermosa calidad vocal, como con la divertida personalidad de Daveed Diggs en su papel dual como el Marqués de LaFayette y Thomas Jefferson, Renée Elise Goldsberry, quien protagoniza una de las canciones y momentos más densos, líricamente hablando, del musical. Jonathan Groff, haciendo alarde de su potencial, como un divertido Rey George III y el magnífico Christopher Jackson como el primordial George Washington.

Las referencias musicales de la obra apuntan al rap de la época dorada del hip-hop, a artistas como The Notorious B.I.G., DMX, LL Cool J, Mobb Depp, Snoop Dogg, Alicia Keys, Busta Rhymes, Beyoncé, Cypress Hill, Mary J. Blige, Grandmaster Flash, entre otros varios. Y cuenta con el apoyo en producción de grandes como Black Thought y Questlove, MC y baterista, respectivamente, de The Roots, banda que sabe de lo que se trata conjugar hip-hop con instrumentación real, en una propuesta diferente al rap convencional.

Sin lugar a dudas, una obra maestra en muchos sentidos, que merece ser disfrutada y analizada muchas veces, sea por expertos en historia, educación, música o simplemente, por personas que queremos escuchar algo diferente, en un estilo o formato al que no estamos acostumbrados o no somos afines. Hamilton cumple con creces, llenando tu cabeza de rimas inteligentes, una historia escrita de forma maravillosa y una puesta en escena prácticamente perfecta, que permite que sea disfrutada por grandes y chicos.

Hamilton está disponible como álbum en Spotify y como musical en vídeo en la plataforma Disney+.

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The College Dropout

Hablar de Kanye West, es hablar de un tema controversial y complejo. Pero es necesario separar al artista de su obra, en esta ocasión.

Su primer álbum, “The College Dropout”, del 2004, ha vuelto a resonar últimamente en mi playlist, ya que es innegable la calidad y propuesta establecida en este álbum.

Kanye tiene toda una trayectoria dentro del hip hop, es uno de los grandes productores y beatmakers de los últimos veinte y tantos años, iniciando a mediados de los noventa, logró reconocimiento gracias a su característica forma de producir instrumentales, tomando samples de soul y de R&B y los adapta para sonar como ardilla de caricaturas, modificando tono y velocidad, el conocido como “chipmunk soul”.

Su carrera como productor tiene destacadas participaciones con Ludacris, Janet Jackson, Alicia Keys (hace un par de años solamente descubrí que había producido la canción You Don’t Know My Name) y sobretodo, con Jay-Z, notablemente en el álbum The Blueprint, que es uno de los mejores álbumes de todos los tiempos.

Pero a pesar de todo aquel reconocimiento, de toda la fama como productor, beatmaker y compositor para otros artistas, West tenía el ánimo de demostrar su valía como rapero y anhelaba poder desarrollar una carrera dentro del hip hop ya no sólo como productor.

El inicio de una carrera musical especial, de calidad y con un contenido inteligente y diferente, a la vez, el inicio de una megalomanía y de un hombre atribulado por sus demonios.
Un sincero momento para declarar su espacio en el mundo. Esto es The College Dropout de Kanye West.

El camino no fue sencillo, en 2002 Kanye sufrió un accidente vehicular al quedarse dormido al volante y esto casi le cobró la vida. Estuvo hospitalizado por meses, con un arnés metálico en su boca, debido a una triple fractura en su mandíbula, que lo obligó a mantener silencio durante algunas semanas. Esta experiencia fue su principal fuente de inspiración y ánimo para su carrera artística individual. Estando con aquel arnés, a dos semanas de tenerlo puesto, grabó una canción, Through The Wire (“A través de los cables”), que relata su experiencia a raíz del accidente. La demo o versión inicial de este tema, cantado en aquel período de convalecencia, mostró el real deseo de West de crear algo propio, próximamente, re-editaría la canción para el álbum.

“The College Dropout” muestra la particular forma productiva de West, sus selectos sampleos de canciones soul y los acompañamientos de otros artistas invitados, como el mismo Jay-Z. Mos Def (actual Yasiin Bey) , Talib Kweli, Common, Jamie Foxx o Syleena Johnson, por mencionar algunos, así también, como coros vocales, dando un toque gospel en algunas canciones.

Líricamente, muchas referencias y críticas al sistema educacional, irónicamente, la apariencia de Kanye en este período, era andar con mochila a todas partes, literalmente, como si hubiese abandonado la escuela.

También hay deseos y anhelos personales, añoranzas y experiencias que se van desglosando en algunos tracks. Manifiesta igualmente un profundo sentido familiar, al referenciar a su madre (Donda West) y a otros integrantes. Una particular forma de ver la vida y a otros pares, resultando en un artista diferente, que a pesar de llevar tiempo tras las bambalinas del hip hop, no suena parecido a otros compañeros de rimas de su generación.

Innegable fue el hype y todas las opiniones manifestadas luego del lanzamiento del single Jesus Walks. Es que la fe y la espiritualidad siempre han sido un tema para West. Un tema aparte, quizás. Pero no puede negarse la transparencia con la que habla de hipocresía respecto a los medios al tratar a Dios. Sin caer en la categoría de rap cristiano, en aquel tiempo también fue un llamado para los vinculados a aquel estilo a repensar sus propuestas y acercar la fe a la realidad. Al menos, es algo que personalmente noté e hizo eco en mi forma de ver las rimas cristianas “de la iglesia hacia afuera”, con énfasis en la última parte.

El álbum es variopinto en estilos, anécdotas, melodías y colaboraciones y da todo lo necesario por parte de West para decir «tengo un lugar en el mundo del rap», objetivo que logró con creces y le dió la oportunidad de desarrollar una carrera musical íntegra, con su producción, con su composición, con su rap, con sus ideas de diseño e influencias en tantos aspectos diferentes. También, es un álbum en el que puede notarse indicios por los cuales lamentablemente ahora es famoso: escándalos, bipolaridad, pensamientos confusos y opiniones nefastas, cosa que iría en crecimiento a medida que el mundo se rendía a los pies de Kanye West, hasta el punto de proclamarse “Yeesus”, pero esto es otra historia.

En lo personal, aparte de Jesus Walks, disfruto mucho los temas Spaceship, The New Workout Plan (aquel cambio de ritmo a algo más bailable o electrónico sencillo es genial), Slow Jamz, junto a Twista y el siempre cool Jamie Foxx, Two Words, por su uso inteligente en las rimas escritas y cantadas y Through The Wire.

Un producto que siendo crítica de escuela, sin lugar a dudas, formó una propia. Una en la que se cruzan nuevas formas de producción de rap, sin miedo a la expresión y exposición.

Ojalá podamos volver a ver a un Kanye West cuerdo, centrado, superando sus temores y que sus oraciones a Dios lo acerquen a la paz interior.

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Awaken, My Love!

Hoy es la primera vez que me desvío de hablar específicamente de un artista y su discografía y/o significancia e importancia para mi y voy a contarles sobre un álbum específico.

El álbum del que quiero hablar es Awaken, My Love!, lanzado a finales de 2016 y que fue una verdadera sorpresa para la industria musical. Su creador: Donald Glover, conocido musicalmente como Childish Gambino.

Gambino es conocido tanto por su trabajo musical como también, por su trabajo actoral, siendo actor y creador de la serie Atlanta, que es muy recomendable. Su talento musical lo hizo conocido a través del rap, siendo uno de los varios exponentes de una nueva oleada de rap moderno, que comparte época con Tyler, The Creator, Earl Sweatshirt y otros varios.

“Awaken, My Love!” fue una sorpresa, porque no se trataba de otro trabajo en tono rap, sino, que fue un álbum que dio un giro… se acerca a acantilado, salta y se sumerge en un océano de funk, soul, R&B, rock y psicodelia, propia de los años setenta y recordando y homenajeando a Funkadelic y los Isley Brothers, Sly and the Family Stone e incluso, Jimi Hendrix. Influencias reconocidas por el productor del álbum (y quien merece una publicación individual per se) Ludwig Göransson, en una entrevista dada a Billboard.

A mi me pasa algo con la música de los 70’s. No es mi época, claro está, pero ir comprendiendo el hip-hop y sus raíces y todo lo que bebe del funk, del disco, del jazz, del rock, es que inevitablemente termino escuchando música de aquella década, necesario para poder entender cómo hacer rap: el sample, los loops de batería, los cortes de sintetizadores o líneas de bajo o guitarra, son mayoritariamente tomados de los años setenta.

Este álbum para mi es una joya de inicio a fin. Aún cuando está claro que Donald Glover pueda caer en algunas partes, notas o detalles vocales, es aquel ánimo de volver a las raíces, de reconocer y homenajear y que al mismo tiempo, traiga al presente, con toda su modernidad, aquellos sonidos de antaño, es el que se agradece en demasía. Y su falsetto, da el toque preciso a cada tema donde es utilizado.

Destaco el coro presente en “Me and Your Mama”, track que da inicio al álbum y que, durante un par de minutos, las voces nos introducen en un ambiente muy bonito sonoramente, dando paso a un sonido funk clásico y a un Childish Gambino que arroja toda la casa por la ventana, en una declaración de amor sin escrúpulos, salida del alma, de alguien que dice «que esto ya no es amor de niños» y se nota, que el amor y el funk llegan para ser gritados y manifestados.

De aquí es el conocido tema “Redbone, que también es una canción romántica, pero de la que es inevitable no introducirse en la música, más allá de la letra. El tema es redondo y una maravilla de producción, que puede apreciarse en la deconstrucción que realizó Ludwig Göransson para el portal Genius, en la que recrea cada aspecto del track. Cuando otros productores relatan más sobre las experiencias de producción y/o grabación, Göransson vuelve a tocar cada instrumento para mostrarnos cómo se realizó aquel track. En él, es difícil reconocer a Childish Gambino por el uso de falsetto en toda la canción y eso considero que es un buenísimo detalle para su potencia. Es importante notar que logró hacerse con el Grammy a la mejor presentación de R&B tradicional y casi con el de mejor álbum del año, al cual fue nominado también junto a otras categorías.

Todo el álbum recorre y se ambienta en diferentes estilos setenteros. Hay quien puede recordar a Isaac Hayes o a Marvin Gaye en algunos temas, aspecto también notorio al observar las presentaciones en vivo de Childish Gambino en esta temporada.

Los sonidos modernos se mezclan muy sutilmente con guitarras, breaks de batería precisos, un bajo muy destacable en muchos temas y también, instrumentos sutiles como el glockenspiel, un mellotron y formas de edición que homenajean correctamente el sonido anticuado que está presente en el álbum. Donald realiza verdaderos juegos vocales, al cambiar su forma de cantar acostumbrada, adquiriendo todas las características de un artista vocal de R&B, también, jugando con acentos diferentes, como un patois simulado en la canción “California”, que a pesar de su extrañeza sonora, no pierde legibilidad y resulta en un detalle que le da onda al tema de forma idónea.

Homenajear una época a veces suena a refrito o a una excusa para hacer algo con cierta seguridad. En otras, es una aventura que te lleva a descubrir y experimentar la música desde otra perspectiva. Es como pasar de hacer rap a hacer funk psicodélico, tal como hizo Childish Gambino con “Awaken, My Love!”.

En mi escucha de este álbum, desde su lanzamiento, he sido capaz de ir comprendiendo diferentes aspectos, tanto musicales como líricos, y sus respectivas influencias, que me permiten compartir estos pensamientos. Es tal como mencionaba respecto a la música de los 70’s y su importancia en el hip-hop, que no sólo me permite apreciar y conocer estos ritmos, sino también, afloran sensibilidades a medida que me dejo llevar por las melodías y ambientes.

Esa es un área que ha sido importante este último tiempo, mi sensibilidad a la música. Es la idea detrás de ella, sentir, vibrar — como modernamente indican — , es decir, que todas esas melodías, ritmos, letras y ambientes generados despierten algo en ti. En mi caso, no sólo es el headbanging inevitable en algunas canciones, sino también echar a volar la imaginación, metiéndome en el paisaje sonoro generado y viviendo la canción como si de una serie o película se tratase (por eso, mi afán de escuchar más álbumes que temas individuales) o bien, aunque despierto, dejar volar el sentido onírico e ir más allá de la realidad consciente. Hay algunas personas que pueden dar fe de esto, de que a veces, una canción me pega muy fuerte, de forma emocional o bien, que puedo oírla en loop, intentando sacar el rollo de la misma, de todas las formas posibles que ocurran en mi mente, a la par que voy separando y distinguiendo mentalmente cada instrumento.

Me pasa con Pavarotti y su versión de Santa Lucía, me pasa con Meteorites de Yann Tiersen, con Knife Prty de Deftones o la primera Gymnopédie de Erik Satie (y otras varias). Hay diversos momentos de aquellos temas que me ponen en un estado emotivo o imaginativo muy grande.

En “Awaken, My Love!” es “The Night Me and Your Mama Met”, penúltimo corte del álbum y un tema prácticamente instrumental, acompañado de un sutil pero exquisito coro que llena de susurros el tema completo y elevan la escucha, que ya es precedida por un gran final en el track anterior, permitiendo que suceda este clic emocional que menciono. Me gusta la instrumentación utilizada: una guitarra casi sonando como banjo, una guitarra eléctrica, un bajo y un diminuto y preciso glockenspiel, acompañado de las voces corales. Es que el track de verdad es una pasada. Su solo de guitarra es algo muy cercano a lo que haría Jimi Hendrix y es la cúspide del tema, que se va despidiendo con la misma calma con la que comenzó.

Sé que el título significa “la noche en que tu mamá y yo nos conocimos”, y logro entender a la perfección aquella imagen. Pero también, me permite imaginar mis propias ideas y emociones. Una de las imágenes más recurrentes es “esta es la forma de entrar al cielo que me gustaría tener”, es decir, dejarte llevar por ángeles cantando al unísono y que de pronto, haya un solo guitarrero y funk, para mí, sería apoteósico, la verdad. No sé qué pensará Dios al respecto, pero me gustaría considerase aquella idea, de ser posible.

“Awaken, My Love!” fue un suceso que trajo de regreso (aún más) este revival por la música de los setentas, fue aplaudido por la cultura afroamericana, que también se vio representada (mención especial para el arte del álbum) y motivada por el trabajo de Glover, a la vez que le dio a él, una popularidad tal, que cuando posteriormente sacó el single “This is America” nadie pudo decir que no escuchó aquel tema y que no tenía una opinión al respecto del mismo y su videoclip respectivo, todo because the Internet.

Así que si vienes del funk, si vienes del rock psicodélico gringo de los setentas o sientes curiosidad por cómo se puede producir un tema de ese sonido en estos tiempos postmodernos, pues debes darle una oída a “Awaken, My Love!”. 49 minutos que seguro algo provocarán en ti. No tengo pruebas, pero tampoco dudas, como reza un conocido meme.

A veces, mirar al pasado es una buena idea para inspirarse en lo musical, en especial, cuando se pueden rescatar sonidos e ideas para mezclarlas con actualidad.

Childish Gambino, recomendado.