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Hamilton, an American musical

No soy de musicales, es el estilo cinematográfico o de show que menos me atrae, pero debo sacarme el sombrero ante Hamilton, musical creado por Lin-Manuel Miranda.

Si bien, el musical ya tiene sus años es de 2015, su puesta en escena en Broadway y el filme que se hizo de aquella presentación se publicó en Disney+ en 2020, permite que la propuesta mantenga actualidad, convirtiéndose en un suceso y en un clásico instantáneo, que sin lugar a dudas, prevalecerá en el tiempo.

La fluidez, la energía, la emotividad y entrega de cada personaje, de los detalles históricos reales pertinentes a la fundación de los Estados Unidos y cómo es adaptada y contada lo hacen una obra genial, muy redonda.

Mi amor por el hip-hop se satisface al escuchar rimas inteligentes y muy, pero muy bien escritas. No es fácil contar una historia en una canción de tres minutos, y mucho menos aún, hacerlo durante dos horas y cuarenta minutos (o mejor dicho, 46 canciones), con todas las aristas y detalles que se hacen presentes en la biografía de Alexander Hamilton y la historia de Estados Unidos.

Es que lo que hizo Lin-Manuel Miranda es una obra fantástica. Nutrida de fórmulas raperas precisas, bien escritas y con barras y significados bien indicados. Los juegos verbales propios del rap hacen eco en cada track y permiten apreciar y comprender, de una nueva forma, parte de la historia fundacional de Estados Unidos.

Esa historia, recuerdo fue mi primer trabajo de escuela en el que en vez de ser escrito a mano, fue escrito en computador, allá por 1994-95. El borrador manuscrito era largo y muy completo y verlo mecanografiado posteriormente en píxeles, fue algo impresionante, para un niño de 9-10 años, en pleno comienzo del mainstream de la computación hogareña realmente accesible.

Como mencioné, no es fácil escribir rap, doy fe de esto al estar trabajando en mis propias canciones, pero hacerlo en base a la biografía de un personaje tan importante para la historia de un país, contemplando sus contrastes, aciertos, errores y temores, en un formato teatral y musical, que de por sí, te exige una clara pronunciación y proyección, lograr cautivar a una audiencia que a la vez debe ser capaz de comprender cada diálogo, canción y soliloquio de forma de entender la historia presentada, es ciertamente una empresa de mayor envergadura, pero que Lin-Manuel Miranda ha sabido escribir y presentar con creces.

Agrupar en un musical, formato bastante específico, una biografía que abraza al mismo tiempo a gran parte de la historia fundacional de un país como es Estados Unidos y lograr contar los matices de la vida de uno de sus padres fundadores, utilizando el rap como herramienta lírica, es una odisea compleja, pero la cual ha sabido escribir, presentar y ejecutar de manera perfecta Lin-Manuel Miranda con Hamilton, un musical americano.

Adoro cada juego lírico, las fórmulas raperas antes mencionadas, los estilos musicales y hasta letras y artistas directamente referenciados, a modo de homenaje, empleado inteligentemente para contar la historia de los inicios de los Estados Unidos, a través de una de las últimas creaciones estilísticas musicales (y culturales) del país federado.

Escuchar el álbum en Spotify, es ciertamente sólo una parte de la experiencia que entrega Hamilton. Ya que es necesario consumirlo en su totalidad: observando el musical teatral. Es en el escenario donde se obtiene el cien por ciento de la propuesta de Hamilton y donde, notoriamente, se puede apreciar la complejidad de la obra escrita por el puertorriqueño.

Sin lugar a dudas, forma un precedente renovado para los musicales, mezclando un estilo que a pesar de su capacidad lírica es poco utilizado en Broadway. Y también marca una vara alta y nueva como herramienta educativa. Es claro que hay espacio en la obra para libertades creativas, propias de una adaptación de tal calibre, pero establece un claro nivel para revisar con niños y adolescentes y así puedan entender un suceso histórico y parte de la biografía de un padre fundador de una forma histriónica, divertida y que invita a la atención, para no perderse cada detalle contado.

A nivel productivo, Hamilton cuenta con un completo grupo de artistas consagrados y conocidos, tanto del ámbito musical como actoral, partiendo por el mismo Lin-Manuel, quien escribe, protagoniza y produce el musical y cuenta con el apoyo de artistas como Leslie Odom Jr. y su hermosa calidad vocal, como con la divertida personalidad de Daveed Diggs en su papel dual como el Marqués de LaFayette y Thomas Jefferson, Renée Elise Goldsberry, quien protagoniza una de las canciones y momentos más densos, líricamente hablando, del musical. Jonathan Groff, haciendo alarde de su potencial, como un divertido Rey George III y el magnífico Christopher Jackson como el primordial George Washington.

Las referencias musicales de la obra apuntan al rap de la época dorada del hip-hop, a artistas como The Notorious B.I.G., DMX, LL Cool J, Mobb Depp, Snoop Dogg, Alicia Keys, Busta Rhymes, Beyoncé, Cypress Hill, Mary J. Blige, Grandmaster Flash, entre otros varios. Y cuenta con el apoyo en producción de grandes como Black Thought y Questlove, MC y baterista, respectivamente, de The Roots, banda que sabe de lo que se trata conjugar hip-hop con instrumentación real, en una propuesta diferente al rap convencional.

Sin lugar a dudas, una obra maestra en muchos sentidos, que merece ser disfrutada y analizada muchas veces, sea por expertos en historia, educación, música o simplemente, por personas que queremos escuchar algo diferente, en un estilo o formato al que no estamos acostumbrados o no somos afines. Hamilton cumple con creces, llenando tu cabeza de rimas inteligentes, una historia escrita de forma maravillosa y una puesta en escena prácticamente perfecta, que permite que sea disfrutada por grandes y chicos.

Hamilton está disponible como álbum en Spotify y como musical en vídeo en la plataforma Disney+.