Hace tiempo que no venía a mi memoria aquella palabra: Lisztomanía.
Generalmente, es más sencillo recordar melomanía, definida como la afición por la música en general, en cambio, lisztomanía es la necesidad de escuchar música todo el tiempo, tal como indica el post de Diccionario VIP en Instagram.
Hay que agregar ciertamente, que en su origen, se refería al frenesí de los seguidores dirigido hacia Franz Liszt durante sus actuaciones, nada más alejado de un rockstar actual.
Lisztomanía y melomanía, ambos me identifican al cien por ciento y creo que en la música he encontrado una compañía, influencia y contentamiento enormes a través de los años.
Amando el hip-hop y regaloneando con tantos estilos musicales y rítmicos que al final, me cuesta enfocarme o dedicarme a escuchar sólo un ritmo o álbum durante el día.
Antes, era súper fan de oír artistas y sus discografías, es decir, escuchar álbumes completos, aún sigue siendo mi preferencia, ya que considero que es cómo debe consumirse la creación de un artista musical: un álbum siempre tendrá un trasfondo, una historia que el artista quiere expresar, de principio a final y que merece ser escuchada, percibida y entendida de aquella forma, ejemplos, varios se manifiestan en mi mente: Pink Floyd con The Dark Side of the Moon y Wish You Were Here, Tame Impala con Currents o The Slow Rush, Rosalía con El Mal Querer o The Weeknd con After Hours o Dawn FM.
En el presente, he caído en el vicio de las playlists, la verdad, gracias a Spotify y su bien ajustado algoritmo (a diferencia de YouTube, que no sabe qué recomendarme, jajaja) y si bien, es una forma de consumir música quizás no tan recomendable (comparándola con lo que escribo sobre álbumes) es una buena oportunidad de conocer y ampliar el espectro musical, ya que no se trata de seguir la playlist de un artista específico per se, oyendo sólo sus temas, sino, como Spotify te presenta listados en base a ritmos, emociones o estilos variados, uno puede encontrarse con viejos conocidos, así como con nuevos exponentes y nuevos sonidos que realzan la experiencia de escucha y te permiten conocer a artistas, que a veces, te suenan a alguien cercano pero no al mismo tiempo y tienen algún detalle, sea estilístico, vocal o de feeling que hace que puedas engancharte a él y seguirlo o guardarlo en tus favoritos.
Por eso, también mi motivación a armar algunos listados (ya se viene el segundo para La Vida en Beats) y seguir y escuchar otros que me han recomendado.
Y bien, para no alargar más esta breve entrada, que es sobretodo una opinión puntual, no podía quedarme sin cerrarla compartiendo a los franceses de Phoenix con su tema Lisztomanía, del álbum Wolfgang Amadeus Phoenix de 2009.
Nota aparte: actualicé unos detalles de funcionamiento del blog y ahora está disponible desde el menú principal, un buscador, para que puedas encontrar palabras o artículos de una forma más sencilla.
