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The College Dropout

Hablar de Kanye West, es hablar de un tema controversial y complejo. Pero es necesario separar al artista de su obra, en esta ocasión.

Su primer álbum, “The College Dropout”, del 2004, ha vuelto a resonar últimamente en mi playlist, ya que es innegable la calidad y propuesta establecida en este álbum.

Kanye tiene toda una trayectoria dentro del hip hop, es uno de los grandes productores y beatmakers de los últimos veinte y tantos años, iniciando a mediados de los noventa, logró reconocimiento gracias a su característica forma de producir instrumentales, tomando samples de soul y de R&B y los adapta para sonar como ardilla de caricaturas, modificando tono y velocidad, el conocido como “chipmunk soul”.

Su carrera como productor tiene destacadas participaciones con Ludacris, Janet Jackson, Alicia Keys (hace un par de años solamente descubrí que había producido la canción You Don’t Know My Name) y sobretodo, con Jay-Z, notablemente en el álbum The Blueprint, que es uno de los mejores álbumes de todos los tiempos.

Pero a pesar de todo aquel reconocimiento, de toda la fama como productor, beatmaker y compositor para otros artistas, West tenía el ánimo de demostrar su valía como rapero y anhelaba poder desarrollar una carrera dentro del hip hop ya no sólo como productor.

El inicio de una carrera musical especial, de calidad y con un contenido inteligente y diferente, a la vez, el inicio de una megalomanía y de un hombre atribulado por sus demonios.
Un sincero momento para declarar su espacio en el mundo. Esto es The College Dropout de Kanye West.

El camino no fue sencillo, en 2002 Kanye sufrió un accidente vehicular al quedarse dormido al volante y esto casi le cobró la vida. Estuvo hospitalizado por meses, con un arnés metálico en su boca, debido a una triple fractura en su mandíbula, que lo obligó a mantener silencio durante algunas semanas. Esta experiencia fue su principal fuente de inspiración y ánimo para su carrera artística individual. Estando con aquel arnés, a dos semanas de tenerlo puesto, grabó una canción, Through The Wire (“A través de los cables”), que relata su experiencia a raíz del accidente. La demo o versión inicial de este tema, cantado en aquel período de convalecencia, mostró el real deseo de West de crear algo propio, próximamente, re-editaría la canción para el álbum.

“The College Dropout” muestra la particular forma productiva de West, sus selectos sampleos de canciones soul y los acompañamientos de otros artistas invitados, como el mismo Jay-Z. Mos Def (actual Yasiin Bey) , Talib Kweli, Common, Jamie Foxx o Syleena Johnson, por mencionar algunos, así también, como coros vocales, dando un toque gospel en algunas canciones.

Líricamente, muchas referencias y críticas al sistema educacional, irónicamente, la apariencia de Kanye en este período, era andar con mochila a todas partes, literalmente, como si hubiese abandonado la escuela.

También hay deseos y anhelos personales, añoranzas y experiencias que se van desglosando en algunos tracks. Manifiesta igualmente un profundo sentido familiar, al referenciar a su madre (Donda West) y a otros integrantes. Una particular forma de ver la vida y a otros pares, resultando en un artista diferente, que a pesar de llevar tiempo tras las bambalinas del hip hop, no suena parecido a otros compañeros de rimas de su generación.

Innegable fue el hype y todas las opiniones manifestadas luego del lanzamiento del single Jesus Walks. Es que la fe y la espiritualidad siempre han sido un tema para West. Un tema aparte, quizás. Pero no puede negarse la transparencia con la que habla de hipocresía respecto a los medios al tratar a Dios. Sin caer en la categoría de rap cristiano, en aquel tiempo también fue un llamado para los vinculados a aquel estilo a repensar sus propuestas y acercar la fe a la realidad. Al menos, es algo que personalmente noté e hizo eco en mi forma de ver las rimas cristianas “de la iglesia hacia afuera”, con énfasis en la última parte.

El álbum es variopinto en estilos, anécdotas, melodías y colaboraciones y da todo lo necesario por parte de West para decir «tengo un lugar en el mundo del rap», objetivo que logró con creces y le dió la oportunidad de desarrollar una carrera musical íntegra, con su producción, con su composición, con su rap, con sus ideas de diseño e influencias en tantos aspectos diferentes. También, es un álbum en el que puede notarse indicios por los cuales lamentablemente ahora es famoso: escándalos, bipolaridad, pensamientos confusos y opiniones nefastas, cosa que iría en crecimiento a medida que el mundo se rendía a los pies de Kanye West, hasta el punto de proclamarse “Yeesus”, pero esto es otra historia.

En lo personal, aparte de Jesus Walks, disfruto mucho los temas Spaceship, The New Workout Plan (aquel cambio de ritmo a algo más bailable o electrónico sencillo es genial), Slow Jamz, junto a Twista y el siempre cool Jamie Foxx, Two Words, por su uso inteligente en las rimas escritas y cantadas y Through The Wire.

Un producto que siendo crítica de escuela, sin lugar a dudas, formó una propia. Una en la que se cruzan nuevas formas de producción de rap, sin miedo a la expresión y exposición.

Ojalá podamos volver a ver a un Kanye West cuerdo, centrado, superando sus temores y que sus oraciones a Dios lo acerquen a la paz interior.